Los niños y las niñas de todo el mundo tienen los mismos derechos, sin importar su color de piel, su religión, su condición social, su género, su edad ni ninguna otra condición particular. Todos los niños deberían tener igualdad de derechos en todos los países del planeta, esto es lo que marca el tratado más ratificado de la historia: la Convención sobre los Derechos del Niño.